viernes, 19 de julio de 2013

Noches para escribir

Hoy que quiero más que nunca de tus besos y sonrisas. Hoy que me conformaría con una pizca de tus abrazos. Hoy, que moriría por un segundo de tu especial calor.

Y aquí estoy yo, escribiendo pensamientos que no podrán leerse; imaginando cosas que no serán más que mera imaginación. Soñando sueños inalcanzables, anhelando caricias que no van a volver. Aquí estoy, viviendo. 
Avanzando hacia la muerte, y en vano; como todas las cosas cuales me dispongo a hacer hoy, y desde entonces.
Hoy que la luna parece que incita a escribir. Hoy que las nubes desvelan los secretos del cielo, desnudando y permitiendo ver a las personas humildes los ojos de la noche, tan abundantes como brillantes, hermosos.

Es una noche fría, una de esas que ojalá no pasaras en ausencia de compañía, pero siempre da la casualidad ––si es que lo es –de que disfrutas del vacío, del estremecedor viento, del sigiloso paso de las horas, solo. Sí, solo. Con la suficiente calma como para poder oír los "pum, pum pum" de tu caja vital. Así como también los a veces molestos "tic tacs" de esos relojes que parece que se derriten en tus ojos y nunca van acorde con el ritmo de los de otros.
Como si tu dolor fuera eterno, como si el tiempo no pasara para aquellos que esperan, o lloran. Quizás ambas tristes cosas.

Respiro hondo, y el hondo se queda en mi garganta. Las palabras de mi mente no dejan circular más oxígeno del que mis esperanzas cogen, y nuevamente caigo en el pensamiento. Quitando más aire, escaseando con recortes dispares la esperanza, añadiendo pensamiento. La serpiente que se muerde la cola como aquel que dice. ¿Desde dónde podemos cerrar el círculo? "Parando de pensar", murmullarán los felices despreocupados que saben vivir con la mente en blanco, viviendo el momento sin la... 
¿Cómo es? Preocupación. Historias, innecesarias o no, que nos consumen.
"Dejando de respirar", dirán aquellos extremos inconformistas de la vida; soñadores natos que agonizan penurias en forma de palabras.

Yo no he venido a esta hoja con este fin. Hoy, estoy aquí porque algo me dijo que estuviera, algo me reclamó estas palabras.
No me siento sola, ni mucho menos. Tampoco sabría con gran certeza qué debo sentir. Como dije antes, estoy en una noche solitaria, retorcida por la brisa y demás movimientos de los cuales nunca me habría percatado antes si la melancolía no hubiera pedido permiso para entrar en mi alma. Espera, ¿a caso lo pidió?
Pero quizás quiera disfrutar esa ausencia de... motivos; esa falta de todo al mismo tiempo. De ti. Sólo puedo decir que por ahora, mi plan es permanecer pensando, seguir anhelando y continuar viviendo. hasta que mis pensamientos no permitan una calada más de aire. Hasta que mi corazón sepa que aquello que espero con tal resignación y calma, no va a regresar. Ese día, será el día en el cual pierda aquello último que dicen que se pierde. Una vez perdido eso, no me quedará nada.


Buscaré ilusiones en rincones olvidados, reutilizaré sonrisas de momentos que en su día pasaron y quizás, sólo quizás, sea hora de decir adiós. Pero hoy, aquí estoy yo. Y por el momento me siento con fuerzas para escribir y esperar durante dos eternidades, si así quisieras... madre.

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