sábado, 2 de julio de 2011

El amor nos mantiene vivos, matándonos.

Las lágrimas del cielo
son testigos de las mías;
Pues se fundieron y gritaron
en débiles sollozos los te quieros
Cubrieron amor con este velo
Casaron al dolor, y a la vida mía;
Cada susurro silenciaron e ignoraron
en noches en las que me muero.
Rasgaron mi rudo ego
Probaron mi perturbante rima;
Pues de mi débil amor se aprovecharon
Finalmente sí, cruelmente huyeron.


Somos rosas hechas de hielo
que se funden en la vida
que vivieron mientras amaron
y sangraron mientras murieron.


"La llama aviva la rosa, que muere porque es de hielo; la vida que es hermosa, se transforma por el amor en algo pequeño".