domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Veira?

Harto de caminar posé mi bolsa, repleta de remedios, muy cerca del arroyo que se mostraba ante mí. Con un movimiento brusco partí la flecha de mi muslo en dos. Mojé mi cara con el agua turbia y permanecí con los ojos cerrados durante unos instantes. Era agradable dejar de pensar en mi malaventurado estado. Sentía como la pierna me ardía en sangre, pero el dolor no duró por mucho tiempo. La luna acariciaba el cielo, tímida, pero decidida a ello. Y con esta, el frío casi invernal de aquel extraño bosque retorció mis miembros hasta quebrarlos y adormecerlos.
– ¿Veira? -su nombre se perdió entre el viento y el crujir de las ramas.
Debí buscar un lugar seco, aislado de la lenta pero despiadada brisa helada. Debí curar mi herida a tiempo. Debí caminar algo más hasta estar a salvo de todo aquello...
Pero estaba harto. Y sin motivos para hacer lo contrario, morí. Mi cuerpo estuvo en aquel arroyo, abrazado a la testera ensangrentada de mi caballo, hasta que los gusanos y algunos míseros cuervos quisieron.
Yo afirmo que debí ayudarla, tal cual hice. Pero de haber sabido que ella no huía conmigo en el momento en el que empecé a correr como mil demonios, la hubiera rescatado de nuevo. Y una vez conmigo, quizás, y solo quizás, hubiese tenido fuerzas para seguir caminando.


1 comentario:

  1. Hola Clarina, soy tu prima Raquel, de Galicia, es que hoy sin saber porqué se me ha dado por buscaros a ti y a Ade. Te he agregado a Face, pero no puedo mandarte nada, asi que contancto contigo por aqui. No sé si te acoradarás mucho de mi, la ultima vez que nos vimos eras muy pequeña, como yo vamos. Y nada que espero que me aceptes y saber de vosotras. un beso.

    ResponderEliminar