Me despierto y ya no pienso. Y ya ni quiero pensar. Es difícil basar tu vida en esperar. ¿Y que haces tú, cruel destello? Te paseas como alma
furiosa por mis pasillos: volcando cuadros al azar, rompiendo lámparas sin parar. ¿Qué hice para merecer tu odio? Dime, ¿qué hice para que ya no quiera despertar?
Moriste. ¿Por qué me has de visitar? Ya te fuiste y me costó de aceptar ¿Por qué volviste? Deja de atormentar a quien en vida quizás pudiste amar.
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