Nada tenía sentido, nada me ilusionaba;
Cerré los puños y dejé caer mi cuerpo sobre la cama...
Esperé tras aferrar mi rostro a una almohada.
Aguardé algo que jamás llegó;
Pues un hálito de aire me embelesó...
Cuando, por fin, mi nariz se liberó.
La vida misma me incitó a ella.
A tocarla, saborearla, respirarla, y todo tal cual es.
Complicada pero bella, y a la inversa.
Corta pero intensa, y al revés.
Corta pero intensa, y al revés.
La vida propia me animó a vivir,
cuando ya no quedaba nada,
solo el existir.
Y ahora que permanezco aquí...
¿Qué remedio...?
...
¿A dónde fuiste? ¿A dónde quisiste ir?
El cielo te guardará siempre... ¿verdad que sí?
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